Hubo un tiempo en el que tener mala suerte era lo normal. Si a uno se le ocurría conducir alguno de aquellos automóviles de principios del siglo XX, se podía encontrar con que cualquier contratiempo se convirtiese en una trampa…
Hubo un tiempo en el que tener mala suerte era lo normal. Si a uno se le ocurría conducir alguno de aquellos automóviles de principios del siglo XX, se podía encontrar con que cualquier contratiempo se convirtiese en una trampa…